"La prensa está descontrolada" . Esa afirmación la escuché hace unas semanas de boca de un mandamás de una facultad albaceteña y reconozco que tuve hacer un esfuerzo para contener la risa. Este hombre intentaba convencer a un grupo de varias personas de su opinión, sin saber que una de ellas era periodista. No era plan de interrumpir, por no prolongar la situación, así que coloqué la sonrisa de circunstancias, mientras me daba por pensar que seguro que ese erudito, aspirante a censor, es otro de los que luego se proclaman firmes defensores de la libertad, el conocimiento y la Constitución. Con golpes en el pecho si hace falta. No me lo tomé mal. La opinión no estaba demasiado argumentada, pero creo que tampoco iba con mala intención. Además, tengo callo en esas lides y siempre he creído en los beneficios de la crítica, pero sólo cuando ésta llega fundamentada o con buenos propósitos. Debemos asumirla y puede mejorarnos. También la autocrítica, una de las práctic
A veces cuento cosas. De Albacete y más allá